Fisioterapía - Rehabilitación - Osteopatía en Murcia

Dolor de cuello y boca: ¿Cómo están relacionados?

Saludos a todos, confinados todavía. Entre entrenamientos caseros, momentos de cocina y auto formación en línea se me ha ocurrido escribir algo para la página web para darle movimiento y echar una mano a resolver algunas dudas.

En esta ocasión vamos a centrarnos en algo tan habitual como el dolor de cabeza y cuello y cómo éstos pueden tener una gran relación con la mandíbula. Trataré, ya que es un artículo de divulgación, de no utilizar términos demasiado complejos. No obstante, ya sabéis que, para cualquier duda siempre podéis escribirme a info@focmurcia.com o por Instagram en la cuenta @focmurcia.

El dolor de cabeza es un gran conocido por todos nosotros, en todas sus variantes. No centraremos en la clasificación de los dolores cráneo-faciales; pero sí diremos que el dolor en uno de los dos cuadrantes (izquierdo-derecho) anteriores, se denomina migraña y es el más relacionado con la mandíbula/boca.

 El dolor en esta zona está directamente relacionado con el nervio trigémino que es el que se encarga de hacer que se mueva la musculatura de la masticación, entre otras. De la misma manera, es el nervio que recoge la sensibilidad de la cara, cuello cabelludo, globo ocular, mucosa nasal y oral, lengua, dientes, tímpano y meninges de la parte anterior y media. Además, una parte de este nervio inerva sensitivamente la parte posterior del cráneo.

 Este nervio tiene varios núcleos de origen central y uno de ellos, el núcleo trigémino-espinal, tiene conexiones con los primeros nervios cervicales; por lo cual, lo que ocurra a nivel cervical alto afectará, positiva y negativamente, a nivel cráneo-cervical y viceversa. En estas dos publicaciones (artículo, artículo), por ejemplo, se pone esto de manifiesto.

 ¿Qué significa todo este rollo anterior? Que prácticamente todo lo que sientes, tanto positivo como negativo, en tu cara y cabeza, llegan al nervio trigémino. De ahí, pasa esa sensibilidad al tronco del encéfalo y puede que se requiera una acción, generalmente una contracción muscular.

 Para simplificar y no entrar en términos muy farragosos, digamos que nuestro organismo en general es un sofisticado ordenador donde recibimos millones de estímulos (información) a la cual damos respuesta de diferentes maneras. Estas respuestas tienen como meta final, mantener el equilibrio (homeostasis) del conjunto. Dichas respuestas pueden ser secreciones hormonales, de líquidos (jugos) viscerales, activación/desactivación de genes, aumento o disminución de células inmunitarias y contracción muscular, entre otras. 

Es esta última respuesta, la de contracción muscular, la que más nos interesa en este artículo, puesto que es el conjunto miofascial (músculo más fascia) junto con el componente cápsulo-ligamentario, el que es causa más frecuentemente la sintomatología de dolor cráneo-facial.

Si entendemos el complejo mandibular-cuello como un pequeño circuito controlado por un ordenador central, creo que puede quedar claro cómo se produce la patología miofascial a este nivel. Sería extrapolable a cualquier otro nivel medular, por supuesto. 

Bien, para hacer esta comparativa sencilla, tenemos que pensar en todos los estímulos sensitivos que nos podrían llegar al nervio trigémino. Todos ellos, como decía anteriormente, relacionados con cara y cráneo. Por ejemplo, una herida en la boca, dolor en ojo por exceso de trabajo con pantallas, artrosis en una de las articulaciones mandibulares, gingivitis, infección en alguna pieza dental, entre otras.

Todas estas suelen ser conscientes, es decir, lo notas, sabes que algo pasa. Pero hay otras que son silentes, están continuamente enviando información al trigémino, pero no somos conscientes, aquí entramos en los problemas de oclusión dental y el estrés. Los estímulos del primer grupo y los del segundo bombardean nuestros nervios trigéminos (sí, tenemos dos, eso no lo aclaré anteriormente) y esa información se procesa a nivel del tronco del encéfalo para generar una respuesta que intente mantener el equilibrio. ¿Recordáis el concepto de homeostasis? Pues eso, el organismo no quiere estar mal, nos hace actuar, responder ante algo que nos desequilibra.

Pues bien, esa respuesta va a ser consciente (“me duele esta muela, debo ir a mi odontólog@ para que me solucione esto”) o inconsciente (“voy a contraer más mi musculatura masticatoria porque no noto una oclusión correcta, a ver si así lo consigo”. O “tengo tanto estrés que muerdo sin inhibición como manera de descargar esa tensión”).

Si nuestra respuesta es consciente, acudiremos a nuestro odontólog@ de confianza y nos solucionará la infección y el problema que tengamos en la pieza dental que nos enviaba esa información negativa. Sin embargo, si no somos conscientes de nuestro problema y “optamos” por apretar los dientes como si no hubiese un mañana, iremos, progresivamente, sobrecargando la musculatura de la masticación. Esto nos llevará, además de a problemas de desgaste de piezas dentales, a dolores cráneo-faciales (territorio del nervio trigémino) y cervicales. En la literatura podemos encontrar artículos que relacionan esto.

Otros artículos  relacionan el tratamiento con férula y mejoría del dolor cervical así como la infiltración local de la articulación mandibular y la mejora en la sintomatología cervical. Por otro lado, encontramos artículos que relacionan un antecedente de latigazo cervical (accidente de circulación, por ejemplo) con desórdenes en la articulación témporo-mandibular por lo que vemos que tenemos un camino de doble sentido: la mandíbula afecta al cuello y el cuello afecta a la mandíbula. Esto es muy interesante porque vemos que tratando una de las zonas, mejoramos la otra y a la inversa . Incluso, encontramos estudios que relacionan la aparición de más cantidad puntos gatillo y disfunciones en pacientes que asocian desórdenes cervicales y mandibulares que en aquellos con únicamente disfunción en articulación témporo-mandibular. Esto es algo que encontramos en la práctica clínica de manera habitual y que tratamos con gran efectividad. 

Como ya habréis imaginado si habéis leído todo el artículo (tiene mérito si llegáis hasta aquí), nuestro tratamiento debe ser apoyado por otros profesionales. Obviamente, tendremos que colaborar con odontólog@s para que evalúen la necesidad de una férula de descarga y/o de tratamiento ortodóntico para mejorar la oclusión y eliminar esa información negativa que origina la respuesta de bruxismo (apretar dientes). Artículos como este, realizado en Florida, pone de manifiesto que algunos profesionales no conocen nuestro trabajo de fisioterapia en la articulación témporo-mandibular. Nosotros no solemos tener problemas en España en este sentido y, personalmente, todos los profesionales de la odontología que conozco, puedo decir que conocen y valoran nuestro trabajo. Aquí en Murcia siempre confío en los profesionales de clínicas como Araceli Fernández Márquez, Clínica Dental Abellán y Pérez y Clínica Dental Manuel López Nicolás. Si vuestr@ odontólog@ no conoce la importancia de nuetro tratamiento, ¡no importa! ¡Coméntaselo tú! Seguro que no te lo ha recomendado porque se le ha olvidado, pero está ampliamente demostrada la efectividad del tratamiento multidisciplinar.

Otro profesional que es fundamental a la hora de complementar el trabajo sobre la esfera cérvico-cráneo-facial es el/la psicólog@. Hay multitud de artículos como este que asocian los factores psicosociales (estrés) y problemas mandibulares (y su relación con síntomas cervicales). Por esto, es fundamental que siempre aconsejemos a nuestros pacientes, en el caso necesario, que acudan a terapia psicológica para aprender a manejar el estrés. Es importante recordar que el estrés puede generar la aparición de cualquier patología. 

Y, por último, debemos recordar que la disfunción cérvico-cráneo-facial (incluimos mandíbula siempre) tiene mayor prevalencia en presencia de estrógenos. El estrógeno es una de las hormonas femeninas, por lo que las mujeres tendrán más frecuentemente sintomatología a estos niveles. Estudios como este ponen de manifiesto lo expuesto en estas líneas. 

Para conseguir un equilibrio hormonal, es fundamental el ejercicio físico y la alimentación. Esto está ampliamente demostrado y debería ser la base de nuestra vida diaria: buena alimentación y ejercicio diario, tanto de baja intensidad como interválico de alta si no hay factores de riesgo. 

En estos dos campos, siempre recomiendo a dos grandes profesionales que son @eat.move y @blackplan_. 

En Fisioterapia y Osteopatía Casillas (FOC Murcia) quedo a tu disposición para cualquier duda sobre cómo trabajo, la manera de valorar y/o tratar, así como la educación en higiene postural y ejercicios recomendados en este tipo de disfunciones.

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